No había puesto aún un poema de Miguel d'Ors por la agonía de tener que elegir uno solo. Pero ayer salió una entrevista en la que Julio Llorente le preguntaba cuáles son los poemas por los que le gustaría ser recordado, y como menciona un poema que siempre me ha gustado mucho, vengo rápidamente a plantarlo en el Jardín. Contiene dos grandes temas dorsianos: la naturaleza y ese algo que parece llenar de sentido todas las cosas.
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| (La mejor inversión) |
CABALLOS EN LA NIEVE
Que esta página salve aquel momento:
la senda de hojarasca
que sonaba encharcada a nuestro paso
bajo la rumorosa cúpula del hayedo
(ahora aspiro ese aroma fecundo del otoño),
y el remoto fulgor de la nieve temprana:
Okolín y Sayoa. Arriba campas frías
—aquel áspero viento que llegaba de Francia—
con bordas en ruinas. Bajo el gris invernizo,
por un alto helechal con nieve polvorosa
—todo como una foto en blanco y negro—,
repentino, al trote,
unos caballos de greñudas crines.
Símbolo de otra cosa lejana (y de muy dentro)
que yo desconocía, y desconozco,
los dejo en estos versos. Aunque nunca consiga
saber qué significa un trote de caballos
sacudiendo la nieve de unos helechos negros.
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