Durante la pandemia, en abril del 2020, la colección Adonáis tuvo la estupenda idea de hacer circular por las redes sociales breves poemas Adonáis leídos por otros autores de la colección. Este fue el poema que escogí para recitar. Eran tiempos del encerramiento serio y hacer el vídeo en la jardín fue probablemente el gran momento de la semana. Es, además, un poema muy primaveral, afirmativo, consolador. El ideal para comenzar el mes de abril.
CANCIÓN DEL MUNDO
Si alguna vez callásemos
como callan los árboles, las nubes
y las piedras, podrían escucharse
los árboles, las nubes y las piedras.
También en estas cosas se escucha una canción.
Y desde su silencio nos invitan
a creer en la voz que sin verbo habla.
Así,
mientras alguien fabula estrategias que calmen
su incertidumbre,
un lúgano le canta a la mañana
y el cielo le regala los colores del bosque.
Mientras alguien disfraza con plegarias su miedo,
un milano dibuja su vuelo entre las nubes
y esparce libertad.
Y mientras alguien busca con palabras
la respuesta que salve su alegría,
la primavera llega, tan callada,
y expande los secretos de la dicha.
El mundo nos entona su canción.
Una canción en blanco,
sin dictado ni acorde, sin ciencia ni conciencia,
que de la nada viene y en todo se refleja.
Basta callar, dejar cantar al mundo
y oír su voz fugaz para entenderlo.
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