A Guille no lo conozco mucho, pero ya me gustaría. De un encuentro breve en Madrid me llevé las mejores impresiones. Guille tiene un especie de gentileza que no se encuentra todos los días. Véase, por ejemplo, este tweet, de mis tweets favoritos del mundo porque es casi un poema. A veces a uno mismo le sorprenden las cosas que le emocionan, que cosas así de sencillas le alegren a uno los días. Pues Guille tiene esa gentileza que siempre emociona, y ahí está también en su poesía.
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Dejo Madrid.
donde he vivido siempre pero no tengo casa.
El mediodía me ha sorprendido
sin gorra ni crema solar
por Recoletos, despidiéndome para volver
del Museo del Prado, del Jardín Botánico,
de los bancos de El Retiro en los que estuve con ella,
del vagabundo, distinto cada mañana, de Conde de Casal.
Ahora con la maleta facturada,
viendo a través del vidrio la pista de despegue,
quisiera saber hacia qué horizonte se me acomoda mejor la vista.
Por qué tengo Madrid metida en el pecho
como un puñal un hombre en urgencias,
ya a salvo, con un intento de homicidio en el anecdotario.
Porque no me marcho,
sino que empiezo a andar solo.
«El dolor es un largo viaje».
Se me dora la nuca de tanto vagabundear
y recuento los apartamentos done me gustaría vivir,
las personas que me gustaría amar,
pero ahora me pregunto: ¿a qué casa volver?
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