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EL PRÓJIMO
Qué misteriosamente acompañados
vivimos. Estos seres
que están junto a nosotros, estos ojos
que nos miran y observan, estas manos
que acarician o duelen, la presencia
constante, habitual, de éstos y aquéllos,
del que duerme en mi alcoba, del que come
mi mismo pan enfrente de mí mismo.
¿Quiénes son? Nos movemos
dentro del mismo aire que respiran,
sabemos del sonido de sus voces,
de sus vidas, que entran, salen, vuelven,
de las formas que adquieren sus costumbres,
de sus intimidades. Un amigo
nos necesita, entramos en la sombra
de su secreto, luego se acumulan
distancias, años. Nada se mantiene
donde estaba. ¿Sabemos?
¿Sabemos qué? Un extraño sustituye
al que creímos claro como el agua.
Las aguas mismas claras se hacen turbias,
se mira dentro y nada, sombra espesa.
Y así es como aquel hijo, aquella esposa,
el colaborador, nuestro maestro,
que trenzaron amores e intereses
¿quiénes eran? ¿Quién son? ¿Qué misteriosas
fuerzas extrañas? Vidas expectantes
que a nuestro lado viven ignoradas,
que a nuestro lado mueren separadas
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