(via) |
MANO VACANTE
La mano del pintor —su mano viva—
no puede ser ligera o minuciosa,
apresar, perseguir, ni puede ociosa,
dibujar sin razón, ni ser activa,
ni sabia, ni brutal, ni pensativa,
ni artesana, ni loca, ni ambiciosa,
ni puede ser sutil ni artificiosa;
la mano del pintor —la decisiva—
ha de ser una mano que se abstiene
—no muda, ni neutral, ni acobardada—,
una mano vacante, de testigo,
intensa, temblorosa, que se aviene
a quedar extendida, entrecerrada:
una mano desnuda, de mendigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario