sábado, 10 de septiembre de 2022

#253 Mano vacante (Ramón Gaya)

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MANO VACANTE 


La mano del pintor —su mano viva—

no puede ser ligera o minuciosa,

apresar, perseguir, ni puede ociosa,

dibujar sin razón, ni ser activa,


ni sabia, ni brutal, ni pensativa,

ni artesana, ni loca, ni ambiciosa,

ni puede ser sutil ni artificiosa;

la mano del pintor —la decisiva—


ha de ser una mano que se abstiene

—no muda, ni neutral, ni acobardada—,

una mano vacante, de testigo,


intensa, temblorosa, que se aviene

a quedar extendida, entrecerrada:

una mano desnuda, de mendigo.



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