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CRISTO ADOLESCENTE
Oh Jesús, te contemplo aún niño, adolescente.
Niño rubio dorándose en luz de Palestina.
Niño que pone rubia la mañana luciente
cuando busca los campos su mirada divina.
En el misterio a veces hondamente se hundía
mirando las estrellas donde su Padre estaba.
Un chorro de luz tenue al ciclo se vertía,
al cielo inacabable que en luz se desplegaba.
Otras veces al mundo mirabas. De la mano
de tu Madre pasabas con gracia y alegría.
Pasabas por los bosques como un claror liviano,
por los bosques oscuros donde tu Cruz crecía.
Niño junto a su Madre. Niño junto a su muerte,
creciendo al mismo tiempo que la cruda madera.
Me hace llorar la angustia, oh Cristo niño, al verte
pasar por ese bosque junto a la primavera.
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