miércoles, 13 de abril de 2022

#103 [De El Libro de la Pasión] (José Miguel Ibáñez Langlois)

He estado releyendo el Libro de la Pasión, este año al compás de la versión en prosa, también de Ibáñez Langlois. Qué libros los dos. El de poemas me parece estremecedor; yo casi lo llamaría inspirado. Creo que no he leído ningún libro que me inspire tanta devoción.

¡El año pasado, por cierto, salió la traducción al inglés! Me alegra porque me he hecho ya con tres para tener con quien compartir la emoción estos días. Me han dicho que en inglés se lee también estupendamente. 

Ayer, la Magdalena en Getsemaní. Hoy, la otra María, la María por excelencia, la Madre, en Getsemaní.


Los apóstoles duermen pero la madre vela

la madre está en agonía hasta el fin del mundo

la madre de Jesús como la luna llena

ilumina todo el valle de Josafat

ella tiende sus manos puras casi traslúcidas

hacia el huerto que la llama como su sangre

porque es sangre de su sangre la sangre de Dios

que ella limpia a distancia con sus manos

de luz con tanto amor que Jesús las siente

mejor que si tocaran su oscura faz

ah qué alivio este solo consuelo de la tierra

qué ternura del cielo consuela su cara

como si nada hubiera ocurrido en esos tres años

como si nada en esos últimos treinta y tres

Jesús está llorando de amor como un niño

porque el cielo y la tierra lo abandonan

pero el leproso el abandonado el vástago

tiene madre y su madre es todo el amor

del cielo y de la tierra y lo está velando

y le está lavando el rostro bañado en sangre

por acción a distancia como la luz

como en Belén entonces su propia sangre

el leproso de Dios el hombre eterno

tine madre y su madre es todo el consuelo

del reino de este mundo el dulce reino

porque existe María sobre la oscura tierra

y Dios agonizante le susurra madre

no me abandones madre madre mía.

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