El poema de Eduardo Carranza del otro día, "El poeta se despide de las muchachas", me ha recordado el título del poemario de Alba Flores, "Digan adiós a la muchacha". Dudo que Alba tuviera a Carranza en mente, pero esa superposición de adioses, en momentos de la vida muy distintos (él adentrándose su vejez, ella en su madurez), con tonos muy distantes, ha hecho que saltaran chispas en esos títulos, donde hay tanto lirismo concentrado.
ME DIRÁN
Me dirán
¿te acuerdas del chico ese con el que jugabas de niña?
Ahora vive en Barcelona.
Su novia
—que tenía novia lo sabías ¿no?—
se te parece un poco.
El pelo es más oscuro y más largo
y el tipo es más fino que el tuyo.
Me la enseñó su madre en el Facebook,
estaban juntos,
en la playa,
este verano.
Pero el resto es como tú,
aunque trabaja en otra cosa.
Pues se casan en enero
y quieren tener niños
y llenar la casa de fotos.
Tal vez te inviten a la boda.
No sé, mamá,
quién sabe,
ha pasado tanto tiempo,
yo ya casi ni me acuerdo
del chico ese con el que jugaba de niña
y que ahora vive en Barcelona.
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