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EL FRACASO
Para escribir un poema
es necesaria una pausa de días, espacio
infnito en la imaginación, y cierto grado
de tedio y abandono.
Tener algo que amar, aunque sólo sean sombras
enganchadas a cualquier rama.
Las flores que alguien vendió para sobrevivir
o para comprar un libro de Natsume Sо̄seki.
Esperar con fe a que un hombre
(el hombre es lo que importa en el poema)
vagabundee sin destino
y a que una moneda huérfana,
en un bolsillo, le dé un poco de luz de luna.
Algunos sueños, y calles suficientes como
para andar una vida entera.
Que la tristeza sea indefinible y arrastre
como un regusto a cena inacabada.
Que nos protejan con sus nombres
los árboles amados:
acacias y cipreses, limoneros y tilos.
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