Soneto justamente famosísimo que me gusta aún más desde que leí un comentario de José Miguel Ibáñez Langlois y me di cuenta de lo mucho que se me escapaba.
Aquí el comentario al último, glorioso verso: "¡Qué verso entre los versos supremos de la poesía universal! Su eufonía es máxima, por sus vocales (ó o e á a ó o a o á ó), por la sabia y elocuente repetición de polvo a sólo tres sílabas de distancia, y por la casi idéntica distribución de sus consonantes (p lv r s m / p lv n m r). Este verso es tan justo como desenlace, que en él parece contenerse, con máxima concentración, el poema entero. El conclusivo enamorado calza de un modo indecible con polvo: ¡polvo enamorado! Es el contraste más paradójico, más barroco y más católico que imaginarse pueda. El adjetivo enamorado da su pleno sentido al soneto, desde su título en adelante, ya que apenas hay antes una sugerencia erótica; la hay corporal, y bien intensa, pero el eros como sujeto de eternidad se revela del todo en ese calificativo que clausura un poema estremecedor."
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AMOR CONSTANTE, MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado,
serán ceniza, mas tendrá sentido,
polvo serán, mas polvo enamorado.
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